EL MIEDO Y LA MENTIRA HAN SIDO VENCIDOS,
HA GANADO LA ESPERANZA
La etapa histórica de El Salvador que dio inició en 1970 se cierra este día, exactamente 39 años después. En 1970 pequeños grupos de hombres y mujeres decidieron alzarse en armas debido a la imposibilidad de lograr cambios en las condiciones y calidad de vida de la población salvadoreña por medio de la reglas del juego democrático.
Los sectores económicamente poderosos de esa época, que "casualmente" son los mismos de hoy contaban con un régimen militar que a fuerza de represión y terrorismo de estado trataban de acallar los reclamos de la población por fuentes de trabajo, mejoras en la salud, educación, vivienda y en los servicios básicos así como en libertad política y libre expresión.
Lo justo y necesario de alzarse en armas se confirmó en 1972 y 1977 cuando una coalición de partidos políticos ganó inobjetablemente las elecciones para presidente de la república pero en ambas ocasiones el régimen militar por órdenes de sus patrones se negaron a reconocer las victorias del Ing. Napoleón Duarte y el coronel Carlos Claramount respectivamente, en cambio impusieron como presidentes a fuerza de sangre y metralla ante las protestas de la población a un coronel, Arturo Armando Molina y a un general, Carlos Humberto Romero.
Los sectores económicamente poderosos de esa época, que "casualmente" son los mismos de hoy contaban con un régimen militar que a fuerza de represión y terrorismo de estado trataban de acallar los reclamos de la población por fuentes de trabajo, mejoras en la salud, educación, vivienda y en los servicios básicos así como en libertad política y libre expresión.
Lo justo y necesario de alzarse en armas se confirmó en 1972 y 1977 cuando una coalición de partidos políticos ganó inobjetablemente las elecciones para presidente de la república pero en ambas ocasiones el régimen militar por órdenes de sus patrones se negaron a reconocer las victorias del Ing. Napoleón Duarte y el coronel Carlos Claramount respectivamente, en cambio impusieron como presidentes a fuerza de sangre y metralla ante las protestas de la población a un coronel, Arturo Armando Molina y a un general, Carlos Humberto Romero.





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