jueves, 9 de septiembre de 2010

Una jugada política brillante, una jugada política torpe

En los últimos dos meses por razones de trabajo me he ausentado de prácticamente toda vida social en la red. Hoy he echo una excepción para comentar 2 eventos que además de importantes por sí mismos son a mi modo de ver, ejemplos uno de genialidad política y el otro de lo opuesto, de torpeza política.

El primero son la recientes declaraciones de Fidel Castro al periodista norteamericano Jeffrey Goldberg, entre las que según los medios afirmo "El modelo cubano ya no funciona ni siquiera para nosotros".

Revisando las reacciones de muchos medios de todo el mundo, pero especialmente los comentarios de los lectores se concluye que en su gran mayoría se ciñen al libreto mediático impuesto por el gobierno norteamericano desde los años 60 del siglo pasado en el sentido de interpretar cada acción o declaración de personeros del régimen cubano como un signo de derrota y de que el fin estaba cerca. Después de 50 años y cientos de muertes de Fidel y el régimen cubano, esto no ha sucedido. Es más, los medios y los lectores se niegan a reconocer lo evidente: el hombre con 82 años encima, ha realizado un acto al mejor estilo de Houdini, luego de 4 años "casi muerto" se presenta más vivo, activo y lúcido que nunca.

Para cualquier persona con mediana inteligencia y sin demasiada carga ideológica esto debería ser un campanazo para buscar una explicación alternativa a la afirmación de Fidel y eso es lo que hizo Julia Sweig norteamericana experta en relaciones exteriores y en particular sobre Cuba quien acompañaba a Goldberg en la entrevista. Su interpretación a mi juicio es la mas plausible y revela la verdad tras la palabras de Fidel, para ella lo que él con esas 10 palabras ha logrado lo siguiente:

  • a) Le crea un espacio favorable a Raúl Castro para que implemente las reformas que saquen al sistema socialista cubano de la crisis en que se encuentra. Me parece que ella sabiamente interpreta que Fidel "no estaba rechazando las ideas de la revolución" sino que se trataba de "un reconocimiento de que bajo el modelo cubano el Estado tiene un papel demasiado grande en la vida económica del país"
  • b) Busca contener a los ortodoxos del Partido Comunista cubano para que no se opongan a dichas reformas que más allá del nombre y explicación que den serán reformas claramente capitalistas, no les queda otra. Entonces si es Fidel quien admite que el modelo ya no les funciona, esa es palabra de Dios y nadie se opondrá a cambiarlo.

Es precisamente en eso donde reside la genialidad y brillantez política de la jugada de Fidel, con esa simple declaración le abre la vía a su hermano Raúl para que salve al Sistema cambiando el modelo. Con ello le aseguran al régimen socialista otros 50 años de vida y un relevo generacional ordenado. Desde mi punto de vista, es para quitarse el sombrero.

Pero aquí en El Salvador acabamos de ser testigos de una jugada política torpe por darle un calificativo "light".

Para todos los que habitamos este chiquito, bullicioso pero querido (a pesar de todo) pedacito de tierra esta claro que la única paz y reconciliación que existe es la de los cementerios.

Luego de los Acuerdos de Paz de 1992 no se implementaron las medidas sociales y económicas que desmontaran la cultura de violencia y las que proporcionaran una vida digna a sus habitantes. Por ello hoy siguen huyendo en busca de mejores oportunidades igual o mayor cantidad de personas que durante la guerra.

Los que financiaron, alentaron, justificaron la dictadura siguen siendo el verdadero poder en El Salvador solo que hoy son respetables empresarios, dueños de medios de comunicación, políticos, oficiales de alto rango en las Fuerzas Armadas, etc. Es como si nada hubiera sucedido, no hubo matanzas, violaciones, desapariciones, etc. que investigar y reparar, todo es amor y paz.

Expongo esto como marco para tratar de hacer ver que aún hoy la sociedad civil no dispone de los espacios que le permitan sentar posición pero principalmente incidir en las decisiones importantes sobre el rumbo del país porque la derecha ortodoxa, guerrerista sigue en el poder solo que mimetizada. A ello se suma que el partido que antes fue la guerrilla y representante del pueblo hoy tiene una agenda de partido político absorbido por el sistema electoral, su lucha es la lucha por esa agenda, si coincide o no con la del pueblo ya no importa.

Ello obliga a que cada conquista de espacios políticos de parte de la sociedad civil para hacerse escuchar sea extremadamente difícil.  Razón de más para cuidarlas principalmente aquellas que permitan representación en los espacios de toma de decisiones.

En esta semana, entre rumores, algunos echos violentos de las pandillas, contando con el apoyo tácito de transportistas y de algunos medios de comunicación se realizó una paralización de buena parte de la actividad comercial y económica del país.

En ese contexto el cura párroco de la iglesia de la colonia Montreal de Mejicanos, Antonio Rodriguez, una persona respetada y querida por comunidades, organizaciones sociales al punto de poder moverse sin problemas en zonas dominadas por pandillas delincuenciales, ostentar cargos en distintos espacios incluido el de coordinador de una recien creada comisión gubernamental para la búsqueda de niñas y niños desaparecidos durante la guerra, aparece en televisión nacional leyendo un "comunicado" de tipo reivindicativo de las pandillas delincuenciales que extorsionan, violan, y asesinan con lujo de barbarie a quien se les ponga enfrente.

Viendo y leyendo varias de las entrevistas que le han echo luego de ese "domingo 7" el padre Toño como es conocido, ha tratado de justificar lo injustificable llegando al punto de peligrosamente insinuar cierto paralelismo entre lo que fue en su momento el FMLN y las pandillas delincuenciales. Es difícil de entender como una persona tan inteligente no razonó que al leer el comunicado le atribuyo a criminales el derecho a exigir reivindicaciones como si de una organización social o política se tratara.

Que jugada política mas torpe la del padre Toño que no midió las consecuencias de su acto, porque con el no solo se privo personalmente de la participación en espacios ganados a costa de paciencia, tiempo, dificultades sino que privó a las organizaciones y comunidades que se manifestaban a través de él.

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