jueves, 12 de marzo de 2009

ALFARO RIVAS: ¿Está seguro y convencido de lo que hace o solo esta siendo utilizado?

Este miércoles 11 de marzo fue publicada en la sección editorial de La Prensa Gráfica una nota del señor Carlos Alfaro Rivas, hijo de Carlos Alfaro Castillo quien fuera rector de la Universidad de El Salvador - UES en la década de los 70 del siglo pasado. Es curioso por decir lo menos que ahora, a casi 32 años del asesinato de su padre, "casualmente" en plena campaña electoral, utilice su trágica y lamentable muerte para tratar de infundir miedo en la población. Eso no se vale, pero ya que lo ha hecho y que el periódico de las "noticias de verdad" se lo publica, veamos.

De acuerdo a lo que narra Alfaro Rivas, era un niño cuando su padre fue asesinado. En esa misma fecha yo era un poco mayor y como sobreviviente de los miles de asesinatos que se cometieron en ese período de nuestra historia también tengo algunos recuerdos.

El rector Alfaro Castillo se caracterizó por ser un fuerte impulsor de una reforma universitaria que bajo el argumento de elevar la calidad académica y "despolitizar" la UES en la práctica pretendía privatizar el único centro de estudios superiores público y además suprimir su papel como tanque de pensamiento social y productor de dirigentes estudiantiles que movilizaban sectores de población en contra de la dictadura. No debemos olvidar que la década de los 70 fue la década de la formación de un poderoso movimiento social de masas que luchó por reivindicaciones sociales básicas negadas por la dictadura que gobernaba nuestro país y que es el antecedente inmediato de la guerra civil.

Para quien no lo sepa y quiera hacerse una idea del clima que vivíamos les cuento que bastaba que en un retén policial o del ejército uno no llevara cédula u otro documento de identificación para que lo consideraran sospechoso de "subversivo", lo subieran a un carro o camión y lo desaparecieran. Era suficiente el hecho de que al detenerlo a uno estuviera sudando o se pusiera nervioso para ser considerado sospechoso y que se lo llevaran preso.

No se si el señor Alfaro Rivas fue detenido alguna vez en un retén y sentir que la vida se le iba pero volviendo al caso, otra característica de ese rectorado de la UES fue el de haber convertido a la policía universitaria conocida como "los verdes" en un verdadero cuerpo de represión al interior de la casa de estudios. Este cuerpo abandonó su papel de proteger el patrimonio del alma mater para dedicarse a tratar de destruir a las organizaciones estudiantiles existentes y reconocidas en el marco de la Ley Orgánica de la UES. Su cuartel era uno de los edificios que antes fue residencia estudiantil.

El señor Alfaro Rivas da por verdad las acusaciones vertidas contra Sánchez Ceren y sobre esa base lanza su propia acusación en forma de pregunta. Como dato, ante su aparente ignorancia debo decirle que Salvador Sánchez Cerén llega a dirigir las FPL en 1983. En 1977 cuando su padre fue asesinado Salvador Sánchez Cerén aún ejercía el magisterio y se le podía encontrar en la Casa del Maestro a 2 cuadras del cuartel central de la Policía Nacional.

Llama la atención como un Administrador de Empresas (indica que cumplió requisitos académicos) es incapaz de distinguir entre propaganda y realidad. Sánchez Ceren ha sido acusado de crímenes en spots propagandístico electorales de organizaciones fantasmas y en notas de plumíferos aprendices de Joseph Goebbels, si a eso es a lo que usted le da crédito y toma como verdad, disculpeme pero su intelecto y capacidad de análisis no se distingue de alguien que no ha recibido educación y formación académica. Le sugiero lea el Informe de La Comisión de la Verdad, documento que cuenta con el aval de Naciones Unidas, que no fue escrito por terroristas de la pluma y trate de encontrar donde se acusa al candidato a vicepresidente de algún crimen como el que usted le está adjudicando.

Creo señor Alfaro Rivas que usted al igual que miles de salvadoreños y salvadoreñas tiene todo el derecho de reclamar y conocer como, porqué y quien asesino a sus familiares pero no de la forma grotesca y electorera como lo esta haciendo usted.

En todo caso si usted de verdad cree en el sistema de libertades y justicia que tenemos, es respetuoso de las leyes vigentes y además está convencido que en El Salvador la justicia es ciega y se aplica por igual a cualquier persona que comete un delito ¿porque no se apega a lo que establece nuestro régimen legal?, vaya a la Fiscalía General de la República a interponer su denuncia, estoy seguro que el Fiscal General dado el tipo de acusación lo atenderá con prontitud, porque él lo que no puede hacer es perder el tiempo en casos como el de Katya Miranda, pero los de este tipo les da curso con rapidez, si no vea el caso de las cuentas bancarias de Mauricio Funes.

Me pregunto ¿que edad tiene usted?, ¿cuál ha sido su formación y que valores le han inculcado?

La muerte de un ser humano es dolorosa principalmente para sus familiares más cercanos. No importa la causa de esta que puede ser natural, una enfermedad, un accidente o un asesinato, el dolor es el mismo.

Posiblemente peor es el dolor de aquellas madres, esposas, hijas que perdieron a sus familiares a manos de los escuadrones de la muerte y los mal llamados cuerpos de seguridad que sembraban terror en la década de los 70 y 80 del siglo pasado y que aún a esta fecha no saben donde están los cadáveres de sus seres queridos.

Igual que usted, en los años 70 y 80 miles de madres, padres, hermanas e hijos fueron llamados para comunicarles la dolorosa noticia de que a sus familiares los habían subido a alguna camioneta, patrulla o camión del ejercito y se lo habían llevado con rumbo desconocido. Luego aparecían (en la salida de Mejicanos hacia Mariona o en El Playón, entre otros) por un lado el cuerpo y por otro la cabeza, eso cuando tenían "la fortuna" de encontrar el cadáver.

Los familiares de los asesinados y desaparecidos siguen preguntándose quien mató, mando a matar o desaparecer a sus seres queridos y es algo que no les da sosiego a sus almas. Como quisieran estas personas despejar esta incertidumbre para poder cerrar de una vez por todas un capítulo muy doloroso en el libro de sus vidas y con ello brindarle paz al descanso de sus familiares.

Este 15 de marzo miles de esas personas asistirán masivamente como acto de justicia con la esperanza de abrir una era de verdadera libertad en la que se pueda ir extinguiendo el odio, dolor y sangre que han representado las banderas que nos han cobijado desde 1821 y en especial los últimos 20 años. Los hijos de todos los asesinados y desaparecidos en nombre de la defensa de "la libertad" y "la democracia" quieren tener la oportunidad de forjar sus propios destinos lejos del autoritarismo, madrugones legislativos, himnos que invitan al exterminio de sus conciudadanos, expulsión de sus familiares porque no encuentra oportunidad en su país y del uso del estado como feudo de unos pocos.

Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero que no gane el que ofrece más de lo mismo bastará para sanarnos… Amén.

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