miércoles, 3 de junio de 2009

Y La Revolución Comenzó

Este pasado lunes 1 de junio ha sido uno de los más felices de mi vida. Asistí a la toma de posesión del presidente Mauricio Funes. Al momento en que le imponían la banda presidencial, no pude contener las lágrimas porque vino a mi mente el recuerdo de innumerables amigos que no lograron vivir este momento por haber sido desaparecidos o muertos en combate. Yo tuve el privilegio de vivirlo.

Sin embargo la felicidad da lugar a la reflexión, este momento es a la vez un punto de llegada pero también de partida, se presentan nuevos desafíos, en terrenos hasta ahora desconocidos. Para que las miles de vidas que se perdieron en la guerra no hayan sido en vano y que esta alegría no se quede en algo efímero se hace necesario recordar y hacer vigente la exhortación del presidente Funes: NO PUEDE HABER EQUIVOCACIONES, NO HAY DERECHO A EQUIVOCARSE.

Pero además es necesario que a la mayor brevedad se empiecen a ver resultados, aunque sea pequeños pero que le den muestras concretas a la población de la voluntad de agarrar al toro por los cuernos, de dar soluciones apropiadas y creativas a los problemas. Medidas que diáfanamente muestren el cambio en la forma de gobernar.

La vivienda digna, segura y accesible, el empleo abundante y bien remunerado, la educación universal, de primer mundo y accesible a todos y todas son cosas que vendrán después. Si juzgamos por las opiniones de la población esto está claro, entendemos que las reivindicaciones que cambien radicalmente nuestra vida no se van a lograr en 7 días.

Lo que queremos, esperamos y quizás exigimos ya, no dentro de 7 días sino en 7 horas son cosas pequeñas que marquen diferencia con los últimos 20 años.

Este día con profunda alegría he visto una muestra de ese cambio que queremos y necesitamos las y los salvadoreños. Aunque es una cosa pequeñita, yo lo califico de acontecimiento histórico:
El Ministerio de Trabajo ha ordenado que 6 trabajadoras y un trabajador de la maquila Apple Tree en San Marcos sean reincorporados a sus trabajos.

¿Porqué lo califico de histórico?
La razón de su despido había sido formar la seccional de un sindicato de la industria textil, derecho amparado desde siempre en la Constitución de la República y en el Código de Trabajo pero me atrevo a decir que NUNCA se había hecho valer.

Las y los trabajadores de El Salvador a pesar de contar con ese derecho, desde siempre se habían visto obligados a formar sus sindicatos de forma subrepticia, clandestina y luego cuando la patronal se entera los despide, las y los trabajadores se han visto entonces obligados a luchar tomándose las fábricas, yéndose a la huelga de hambre y encima sufrir la represión del Estado. Todo por el "crimen" de tratar de hacer valer su derecho a la organización.

¿Y el Ministerio de Trabajo?, por supuesto hasta este histórico día estuvo al lado de la patronal: Retrasando bajo diferentes argucias la legalización del sindicato, invariablemente declarando ilegales las huelgas aunque los trabajadores hubieran agotado todos los pasos previos indicados por el Código de Trabajo, los inspectores del Ministerio poniendo en aviso a la patronal sobre las intenciones de organización de los trabajadores, etc.

El sindicato es la herramienta organizativa que el Estado moderno por ley le proporciona al trabajador para que defienda sus derechos frente a aquellos malos empresarios que generan sus utilidades sobre la base del maltrato, bajos salarios y condiciones infrahumanas de trabajo para sus empleados sin apreciar que ellos son su mayor y mejor capital.

En El Salvador eso nunca ha tenido valor HASTA ESTE DÍA

Es probable que mas de algún "analista", político o empresario saldrá en los próximos días queriendo levantar fantasmas sobre que esto es un precedente para que se vayan los inversionistas, se cierren empresas y se genere más desempleo.

Creo que para el verdadero empresario, el que conoce y se conduce por las reglas del mercado eso no representará una preocupación, amenaza o peligro, ¿porqué?

Porque quien su negocio como lo señalo antes lo ha construido con base en la sobre explotación, el maltrato, el bajo salario y las condiciones infrahumanas de trabajo que van desde negar el uso de servicios sanitarios a negar permisos para asistir al hospital. A lo que se suma el acoso sexual y amenaza de despido de los supervisores y gerentes sobre las trabajadoras. Ese no se puede llamar empresario.

El verdadero empresario aprecia y da buen trato a sus trabajadores porque ellos son su principal capital, son quienes producen lo que el vende y le genera utilidad. El verdadero empresario respeta prestaciones sociales, no paga salarios de hambre y provee condiciones de trabajo agradables y dignas. ¿Esto lo hace por tener un gran corazón?, para nada, es simple negocio, es entender las reglas del mercado: si tengo un trabajador contento, motivado, bien alimentado y bien pagado es más productivo, logro de él o ella mayor eficacia y eficiencia en el proceso de producción. De esa forma ambos ganamos.

En este marco ¿porqué temer al sindicato?, al contrario puede llegar a ser un aliado porque es el canalizador de la energía del trabajador. Por eso es que en los países desarrollados raramente vemos una huelga. Empresario y trabajador se ven con respeto, se reconocen sus derechos, ambos están en sintonía de que la relación armoniosa de ambos es la clave para que uno conserve su fuente de ingresos y el otro su negocio. El empresario reconoce que su trabajador necesita vivir dignamente y el trabajador comprende que necesita ser muy productivo y para ello ambos deben combinarse para producir la riqueza que les permita a cada uno lograr su propósito, pero también ambos deberán estar dispuestos a hacer y compartir los sacrificios para salvar la empresa, cuando la crisis afecta.

Quisiera pensar que este pequeño paso que se ha dado en mi querido El Salvador es el inicio del camino que conduzca a establecer esa relación armoniosa entre empresario y trabajador.

Por si fuera poco, este día hemos conocido otras medidas que provocan esperanzas: Se elimina definitivamente la mal llamada "cuota voluntaria" (en realidad obligatoria) en todos los centros de salud pública del país, se reforma sustancialmente FOSALUD y la Defensoría del Consumidor pasa a investigar de oficio la sospechosamente corrupta reventa de los boletos para el partido de fútbol entre las selecciones de El Salvador y México.

Estamos haciendo revolución, porque en un país abierta o solapadamente dictatorial como el que hemos tenido por 188 años, donde TODO el aparato del Estado ha sido utilizado discrecionalmente para favorecer a un pequeño grupo de poderosos, estas cosas tan increíblemente insignificantes son REVOLUCIONARIAS.

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